Os traemos uno de los restaurantes de Albert Adrià que teníamos muy pendientes. Por fin hemos podido disfrutar de él… Adelante con el espectáculo!
Restaurante: Pakta
Dirección: C/ Lleida, 5 | Montjuic | Barcelona
Cocina: Nikkei
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Horario: Martes a Viernes de 19:00h a 23:00h | Sábado de 13:00h a 15:00h y de 19:30h a 23:00h Domingo y Lunes cerrado
Tlf: 93 624 01 77
Reserva: Si (Martes a Viernes de 13:00h a 16:30h)
Calificación
Comida: Excelente
Calidad | Precio: Muy buena
Servicio: Excelente
Ambiente: Excelente
Coste: €€€€
COMIDA
Pakta significa “unión” en el idioma Quechua originario de Perú. Unión de dos culturas y dos gastronomías. La cocina japonesa es la base de la gastronomía nikkei, envuelta en los sabores, colores, tradiciones e ingredientes peruanos.
Disponen de carta y de dos menús de 110€ y 160€ por persona (este segundo no lo tenemos tan claro). Nosotros nos decantamos por el primero de ellos. Primero porque no tenemos tanto dinero y segundo porque ya hemos probado la carne de wagyu en Japón.
Al ser de cocina Nikkei, y de la mano de Albert Adrià, preferimos ir al menú degustación y asegurar el tiro. Si preferís ir a carta, comentaros que es muy sencillita. Con solo tres hojas y muy bien estructurada, es decir, fácil de entender y de elegir!
Empezamos el viaje gastronómico de 3 horas con dos cocktails…
Lo primero que nos trajeron fue un entrante de «espardenya» de alga nori con quinoa. Una especie de chip crujiente y de sabor marino. Nada mal para empezar.
El siguiente fue honzen ryori. Patricia, la camarera, nos dijo el orden en que debíamos comer cada una de las porciones.
En primer lugar el nigiri de calamar con caviar. Curioso, ya que substituyeron el arroz por trozos muy pequeños de calamar. Un bocadito muy meloso. Combinación perfecta junto al caviar.
El segundo fue el pescado del día, en este caso corva sobre alga kombu. Dos cortes de sashimi de corva frescos y muy tiernos.
El tercero, tofu de aguacate con gelatina de caldo dashi shoyu y erizo de mar. Posiblemente el que más nos gustó de los cinco. La mezcla era espectacular… con lo que nos gusta a nosotros el erizo! El tofu de aguacate estaba muy suave. Y la gelatina le aportaba un toque muy rico…
El penúltimo, una porción de romanesco (especie de brócoli) con salsa de sésamo. El romanesco tenía una textura crujiente, pero lo que le daba el sabor era la salsa de sésamo. Muy rica!
Y por último la causa (plato típico de Perú) rellena de salsa huacaína. Una bola de puré de patata que se deshacía en la boca. Un buenísimo punto final para este primer plato.
Seguidamente nos trajeron el segundo plato, sashimi en el mar. Jurel en sashimi con diferentes tipos de algas marinas nadando en agua proveniente del mar. Nos recomendaron sacudir los cortes de jurel y las algas (con cuidado) en el plato para quitarle el exceso de agua salada. Un plato pensado y diferente, representando los alimentos como en su espacio de vida…
Pasamos a la ensalada de guisantes, habas y olluco con kimchi. El olluco es un tipo de patata peruana, aliñada con una salsa que contenía kimchi y que le aportaba un toque picante muy bueno. Lo justo para que te quede la boca un pelín calentita…
El siguiente que nos trajeron fue una ostra con zumo de ají amarillo. Si os gustan las ostras, estas os van a encantar de lo frescas y sabrosas que están! Antes de poner el caldo de ají amarillo, Patricia nos advirtió que era un poco picante, para que después no nos lleváramos la sorpresa… Lo que ella no sabía era que somos adictos al picante!
Una pasada…
Empezamos con una de las brasas, berenjena asada con crema de sésamo, ají, panca y katsuobushi, acompañada de salsa dashi shoyu. Nos sorprendió muy gratamente. A primera vista no es que sea espectacular, pero no pensábamos que una simple berenjena asada nos gustara tantísimo! Se deshacía en la boca y tenía un sabor a brasa tremendo…
Seguimos pero aún queda un ratito… Temaki de toro con shichimi (condimento muy típico de la cocina japonesa) y quinoa hinchada. Dos «conitos» rellenos de ventresca de atún, cortada en pequeños dados, con mayonesa acevichada y tobiko (huevos de pez volador). Al morder notamos el crujiente del alga nori y el toque ácido de la mayonesa.
Una pequeña delicia.
A continuación llegaron las navajas con nube de leche de tigre. Junto a las navajas servían un poco de alga roja muy vistosa. El conjunto era muy fresco. Se nos saltaban las lágrimas con la nube de leche de tigre y tamarindo.
Continuamos con un par de nigiris. El primero de zamburiña con coral. El segundo de shimesaba (caballa) con jengibre y cebollino. Los dos nos encantaron. Además nos trajeron un poquito de jengibre fresco para limpiar el sabor entre uno y otro. Nos pareció muy interesante que sirvieran la zamburiña con su coral encima.
The show must go on!
No podía faltar… exquisito tartar de atún con huevo y leche de tigre de wasabi. También añadieron maíz y pepino. Patricia rompió la yema de huevo y lo mezcló todo con una salsa de leche de tigre con wasabi. Acompañaron el tartar con unos chips de yuca deliciosos.
Con lo que nos gusta a nosotros el tartar, que vamos a decir de este plato… Cualquier piropo se queda corto. Una auténtica pasada! A destacar la combinación con el pepino y el maíz. Un gran acierto!
Parece que esto no acaba nunca! Seguimos con un ceviche de corvina salvaje con dos tipos de maíz peruano y boniato, bañado con leche de tigre y kumquat (fruto japonés parecido a una naranja pero en pequeñito). Se recomiendo mezclar bien todos los ingredientes, como en el caso del tartar, y comer con cuchara. De este modo puedes coger un poco de todo y disfrutar de la explosión de sabor…
Y llegaron las causas. La primera de ellas es una maki causa, reinterpretación de un maki substituyendo el arroz por patata y un poco de cilantro con cangrejo real y mayonesa de umeboshi (ciruela japonesa) por encima. El segundo fue una causa frita de pollo con huacatay. Como una bola de pollo rebozada y frita con pasta de huacatay (hierba aromática peruana parecida a la menta). Los dos estaban realmente buenos, aunque si nos tuviéramos que decantar por uno de ellos, nos quedamos con la causa frita! Nos gustó tanto la combinación como la textura en boca…
Xiao long bao relleno de cochinillo y azuki (judía roja japonesa), bañado con aceite de ají limo (tipo de chile). Tuvimos que cogerlo con mucho cuidado para no romper el envolvente. Por suerte no se rompió! Y el sabor fue una auténtica delicia…
La experiencia va llegando a su fin, pero no tan rápido! Ahora tempura de satoimo con romesco «parrillero». El satoimo es un tubérculo japonés que la textura y el sabor nos recuerda al de la patata. La salsa romesco potencia el sabor del plato.
Continuamos con unos soba caseros de seta shitake con salsa sobatsuyu, acompañados de aceite de cilantro. Si os gustan las setas shitake, este plato os encantará porque el sabor es muy intenso y sabroso!
El penúltimo plato del menú fue chocos en su tinta, hechos a la plancha con verduritas salteadas al wok. Aunque nos encantaron todos y cada uno de los platos, quizás este fue el que menos nos gustó. El sabor era muy bueno y gustoso pero no le encontramos la chispa que tenían los demás.
Por último, el bocado de la reina … y no nos extraña que le llame así! Jugosa carne de burgos (madurada un mes) con emulsión de huacatay y patatas soufflé. Nosotros la preferimos bastante crudita… así que no tardamos mucho en quitarlas de la parrilla. La emulsión era muy suave pero le iba como anillo al dedo. La única pega, las patatas soufflé… no estaban lo crujientes que esperábamos.
Por lo demás, todo perfecto!
A estas alturas, Patricia nos preguntó si queríamos añadir algo más de la carta o pasábamos directamente a los postres. Os imagináis cuál fue nuestra respuesta, no? Pues si… elegimos alguna que otra cosita más de la carta.
Un par de nigiris de toro (ventresca de atún) y otro par de anguila. En un principio habíamos elegido el nigiri de erizo de mar con dashi shoyu, pero ya no les quedaba. Así que lo cambiamos por el de toro. El de anguila flambeada fue el primero que escogimos, nos chifla!
Y para terminar escogimos dos platillos “Street food”. El primero fue una gyoza de setas con salsa chifera, marcada lo justo y muy jugosa por dentro.
Ahora si, el último plato, sanguchito de pescado con mayonesa acevichada. Un sandwich muy rico, el preferido de Patricia!
Llegan los postres acompañados de nueva camarera. Fiorella nos sirve el primero con un sorbete de coco fermentado con momokochan (fruta tropical) y gelatina de sake. Se le añade por encima un poco de zumo del mismo momokochan. Muy fresco!
Segundo postre, yuba con miel y trufa. La yuba es la tela que se genera al calentar la leche (en este caso de soja) además, con nata de soja por debajo y por encima, miel y trufa. Un postre maravilloso en todos los sentidos…
Penúltimo postre, sorbete de chocolate con pisco y merengue de café. El chocolate tenía un sabor a cacao muy intenso y el toque de pisco intensificaba aún más el sabor. El merengue viene dentro de un recipiente lleno de granos de café… Un postre redondo para casi acabar una velada estupenda!
Los últimos! Picarones de moniato con miel de higos y canela y palomita de té verde. Nunca habíamos probado el picaron y lo encontramos muy muy bueno. Pero el final perfecto llega con la palomita. Adoramos el té verde y en este caso explotaba en la boca dejando su exquisito sabor…
Nos quedamos sin palabras. Un menú degustación maravilloso…
CALIDAD | PRECIO
Los dos menús degustación, los extra que escogimos de más, dos cocktails, dos copas de vino blanco, un agua, un café y un té, hicieron un total de 301,10€. Cada menú degustación tiene un valor de 110€. No nos podemos permitir pagar este precio ni cada semana ni cada mes, pero se trataba de un día muy especial y nos quisimos dar un gustito (que ya le teníamos ganas). Aún así el precio es razonable para nosotros, ya que estás pagando un producto de la mejor calidad con una gran elaboración y acabando con un diseño muy cuidado.
Lo mejor de este menú degustación es la gran variedad y cantidad de platos que nos dieron a probar. Salimos muy satisfechos, pero siempre se nos queda una espinita clavada y en este caso no nos pudimos resistir a los nigiris (anguila 6,50€ y toro 7€ cada uno)… Aunque no os hará falta coger ningún extra porque con el menú estaréis bien servidos!
SERVICIO | AMBIENTE
El trato del servicio, como no, estuvo a la altura del restaurante. “Nuestra” camarera fue Patricia Moreno, profesional y muy educada. Nos explicó a la perfección cada uno de los platos con su “varita mágica”. A decir verdad, esta es la clase de servicio que un restaurante de esta categoría debería ofrecer. Como se nos hizo bastante tarde cuando llegaron los postres (más de las 00:00h), nos atendió otra camarera simpatiquísima y con un nombre muy bonito, Fiorella García de Perú. Ambas estuvieron muy correctas y nos sentimos como en casa…
El ambiente es espectacular, ideado por el Equipo Creativo y con tres premios internacionales de diseño. Nos llamó mucho la atención la entrada al restaurante, una estructura de madera que deja entrever lo que ocurre en el interior y que además actúa como barra de sake y pisco. A la izquierda se sitúa la barra de sushi, dónde puedes ver al chef en plena acción. A la derecha, las mesas donde estuvimos sentados nosotros (muy íntimas). Al final se encuentra la cocina, un cubo que sigue el mismo concepto de estructura de madera. Lo que más nos gustó fueron los telares, envuelven el espacio de una forma muy acogedora. Los hilos de diferentes colores creaban un ambiente muy simbólico, uno de ellos con hilos en blanco aludiendo a la pureza japonesa… Una pasada!
Bueno, esto ya son «palabras mayores»
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Tan mayores que nuestras palabras se quedan pequeñas… 😊
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Bravo!!! Nos habéis dejado impresionados!! Que buena pinta todo!! A ver si podemos ir nosotros algún día. Por cierto, cuando habláis del servicio en la frase que empieza por: A decir verdad, esta es … os falta una L delante de la a, por si queréis arreglarlo… Esperamos no os sepa mal que os lo digamos… Un saludo!!
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Muchísimas gracias por avisarnos 🙂 No nos sabe para nada mal, al contrario! Eso significa que os lo habéis leído 😀
Un abrazo,
Ana y Albert
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Después de leer el post, sigo dudando de si ir o no. A ver, tiene pinta de valer la pena, pero es que a mi estos menús-degustación tan largos cada vez se me hacen más pesados. Apenas da tiempo a disfrutar los platos, a que se almacenen en tu memoria gustativa. Al día siguiente (y ya no hablemos dos semanas después) apenas recuerdas nada salvo un batiburrillo de técnicas e ingredientes. En cualquier caso, insisto, seguro que todo estaba muy bueno!
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Hola!
La verdad es que el menú degustación tiene una duración de 3 horas y se hace pesado. Aunque te ofrecen un descanso en cualquier momento si lo necesitas.
A nosotros nos gusta ir una vez cada mucho tiempo para darnos un gustazo… Pero también depende de la persona. Hay gente que prefiere dos o tres platos bien servidos y hay quien prefiere un Pakta cada semana. Nosotros al ser un blog debemos tantear un poco todo, desde el restaurante más cutre donde sirven comida exquisita a restaurantes de alto nivel.
Pero sí, hay que pensárselo mucho si ir o no, sobretodo por el precio! 😉
Un abrazo,
Ana y Albert
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¡Un abrazo, pareja!
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